La denegación de servicio distribuido (DDoS) es un tipo de ataque en el que un atacante envía más solicitudes a una aplicación de los que la aplicación es capaz de gestionar. Agota los recursos, lo que afecta a la disponibilidad de las aplicaciones y a su capacidad de ofrecer servicio a los clientes. En los últimos años, las empresas han experimentado un fuerte aumento de estos ataques, que son cada vez más sofisticados y de mayor magnitud. Los ataques DDoS pueden ir dirigidos a cualquier punto de conexión que sea públicamente accesible a través de Internet.